miércoles, 19 de junio de 2013

La culpa la tiene Tarantino

No es el cine el que escudriña el mundo criminal para captar los comportamientos más paradigmáticos (de los integrantes de la Camorra). Sucede exactamente todo lo contrario.
(…)
La inspiración cinematográfica llega a condicionar incluso opciones técnicas, como la empuñadura de la pistola y el modo de disparar. En cierta ocasión, un veterano de la policía científica de Nápoles me explicaba cómo los killers de la Camorra imitan a las películas.
“¡Hoy, después de las películas de Tarantino, ya no saben disparar como Dios manda! Ya no disparan con el cañón recto. Lo tienen siempre inclinado, hacia abajo. Disparan con pistola torcida, como en las películas, y esta costumbre provoca desastres. Disparan al bajo vientre, a las ingles, a las piernas; hieren gravemente sin llegar a matar. Así, siempre se ven en la obligación de rematar a la víctima disparando en la nuca. Un charco de sangre gratuito, una barbarie del todo superflua a efectos de  la ejecución”.

“Gomorra”, de Roberto Saviano

Pág 268 y 270