viernes, 19 de abril de 2013

Crónica de una tarde agitada (bah, con fiaca)



No sé si ir a la convocatoria del 18A o quedarme viendo la tele.
Ma’ sí, me pego una vuelta.Podría hacer una crónica, pero no me pagan por ello. Lo soluciono con frases 2.0.
Me vine al cacerolazo con mi hervidor de salchichas. Tiene olor, la gente no se da cuenta,ellos sólo detectan el aroma dulzón de la revolución.
Unas 222 personas girando en la manzana.
Quédense quietos que ya los conté dos veces a cada uno!!!
Banderas contra la corrupción y en favor de la justicia y la constitución. Mucha familia, personas de todas las edades, clase media, creo.
Se cuadriplica el número inicial (saquen la cuenta ustedes, vagos, o este gobierno también se robó las matemáticas)
Reminiscencias de Sudáfrica 2010 suenan las vuvuzelas, para decirle no a “Argenzuela”.
Marchamos.
Los comerciantes de calle Tucumán salen a aplaudir. También los vecinos a los que les da paja tomarse un ascensor y bajar para ser protagonistas de la Historia.
Me siento Chaplin en esa película de Chaplin en la que Chaplin agita una bandera en una manifestación sin saber por qué.
Nos vamos ala municipalidad a decirle a Martín que no queremos que Roca sea Caracas.
Veo al dueño de una radio colega marchando, no diré quién es. En cualquier momento caigo a pedirle laburo.
Mucha clase alta del diario Río Negro, muchos comerciantes y profesionales.
Pasa el “Achura” Guevara al grito de “¡que se vaya Güeretilné!”.
Colega me dice que busca la reina del cacerolazo. Poco serio. Dice que hay 3 que se parten.
No sé, yo fui a trabajar no a mirar minitas.
Volvemos al Monumento a la Producción.
Caos en el tránsito en la “Manzana” (siempre lo quise decir).
Me voy a cocinar, tengo que hacer un bife de chorizo que está más bueno que marchar contra la diktadura.
Nos desconcentramos más rápido que la defensa de Boca.
Fin para el cacerolazo.